Este congreso, se planifica desde la completa libertad de profesionales motivados con implantar los mejores tratamientos y cuidados en las distintas heridas, de querer mejorar el entorno, sin ligaduras, salvo las que conllevan el compromiso y la profesionalidad. Todos los que nos dedicamos a la salud partimos de un juramento hipocrático cuya esencia es el bien la salud de los enfermos y su primer mandamiento es “Primum non nocere” (Lo primero es no hacer daño).

Todos creemos en él, pero se nos olvida en la asistencia diaria, pasamos malas praxis por no ofender al compañero (se nos olvida el paciente), aceptamos prebendas absurdas o compromisos sin un análisis detallado de las consecuencias (se nos olvida el paciente), aceptamos la evidencia solo con las conclusiones, sin un análisis de los entresijos y sesgos (se nos olvida el paciente). No rebatimos, no estamos formados, creemos que la formación es un deber de nuestra empresa, (se nos olvida el paciente), la formación es un deber personal y profesional (mayoritariamente depende de mí).

Actualmente la riqueza en el ámbito de la formación es inmensa, no hace falta grandes inversiones económicas, pero si grandes inversiones personales de responsabilidad y de coraje para decir ESTO NO SE HACE o “tenemos que hablar”.

Comienza un evento donde cada uno de los ponentes y de los asistentes debe reflexionar ¿Cómo puedo mejorar mi práctica en la atención de las personas que sufren?